En el cementerio, un afligido hombre, ponía flores sobre la tumba de su esposa. Al voltear, ve a un hombre oriental poniendo un plato con arroz en la tumba vecina.
El primer hombre, mira extrañado la actitud del otro, entonces se dirige a él y dice:
—Disculpe señor, pero ¿cree usted que de verdad el difunto comerá el arroz?
—Sí —respondió el hombre oriental—. Cuando el suyo venga a oler sus flores.
MORALEJA:
Una de las mayores virtudes del ser humano es el respeto a las opiniones del prójimo. Todos somos distintos, no hay razón para juzgar… mejor esforcémonos por comprender.